![¿Puede existir un mundo feliz? ¿Puede existir un mundo feliz?](smartphone-4942918_1920.jpg)
En el fragmento de Un mundo feliz que vas a leer a continuación, vas a percibir un diálogo cruzado, es decir, van a aparecer, simultáneamente, las intervenciones de dos diálogos distintos (se recomienda que, en una lectura común en el aula, cada personaje lo interpretase una persona distinta de manera que quedasen claras las intervenciones de uno y de otro):
—Se inició una campaña contra el Pasado; con el cierre de los museos, la destrucción de los monumentos históricos (afortunadamente la mayoría de ellos ya habían sido demolidos durante la Guerra de los Nueve Años); con la supresión de todos los libros publicados antes del año 150 d. F...
—No cesaré hasta conseguir uno igual —dijo Fanny.
—Había una cosa que llamaban pirámides, por ejemplo.
—El que tengo de charol ya está viejo...
—Y un tipo llamado Shakespeare. Claro que ustedes no han oído hablar jamás de estas cosas.
—Es una auténtica desgracia, mi cinturón…
—Éstas son las ventajas de una educación realmente científica.
—A más remiendos, menos dinero; a más remiendos, menos...
—La introducción del primer modelo T de Nuestro Ford...
—Hace ya cerca de tres meses que lo llevo...
—...fue elegida como fecha de iniciación de la nueva Era.
—Tirarlos es mejor que remendarlos; tirarlos es mejor...
—Había una cosa, como dije antes, llamada Cristianismo.
—Tirarlos es mejor que remendarlos.
—La moral y la filosofía del subconsumo...
—Me gustan los vestidos nuevos, me gustan los vestidos nuevos, me gustan...
—Tan esenciales cuando había subproducción; pero en una época de máquinas y de la fijación del nitrógeno, eran un auténtico crimen contra la sociedad.
—Me lo regaló Henry Foster.
—Se cortó el remate a todas las cruces y quedaron convertidas en T. Había también una cosa llamada Dios.
—Es verdadera imitación de cuero delgado.
—Ahora tenemos el Estado Mundial. Y las fiestas del Día de Ford, y los Cantos de la Comunidad, y los Servicios de Solidaridad.
“¡Oh, Ford, cómo los odio!”, pensaba Bernard Marx.
—Había otra cosa llamada Cielo; sin embargo, no dejaban de beber enormes cantidades de alcohol.
“Como un pedazo de carne; exactamente lo mismo que si fuera un pedazo de carne”.
—También creían en una cosa llamada “alma” y en otra llamada “inmortalidad”.
—Pregúntale a Henry dónde lo consiguió.
—Y tomaban morfina y cocaína.
“…Y lo peor del caso es que ella es la primera en considerarse como un simple pedazo de carne”.
—En el año 178 d.F., se patrocinó a dos mil farmacólogos y bioquímicos...
—Parece estar de malhumor—dijo el Ayudante, señalando a Bernard Marx.
—Seis años después se producía ya comercialmente la droga perfecta.
—Vamos a divertirnos con él.
—Eufórica, narcótica, agradablemente alucinante.
—Siempre malhumorado, Marx. —La palmada en la espalda lo asustó. Levantó los ojos. Era aquel bárbaro de Henry Foster—. Necesitas un gramo de soma.