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[4.7] Vulgarismos en relación con la conjunción

[4.7.1] Empleo erróneo de “y”, donde corresponde “e”, u “o” donde corresponde “u”

Para evitar la repetición de un mismo sonido, que genera un efecto cacofónico, el nexo copulativo "y" y el disyuntivo "o", en determinados contextos, deben sustituirse por las formas alternativas "e" y "u", respectivamente:

  • El nexo "y" toma la forma de "e" siempre que le siga el sonido vocálico /i/. Ahora bien, recuerda que este sonido puede aparecer representado por la letra <i-> pero también por la combinación <hi->. Así, "su comportamiento resultaba soez intolerable" o "en clase de anatomía diseccionaron páncreas hígados". (Como excepción cabe señalar que, cuando la palabra comienza por el diptongo representado por las letras <hie->, no se aplica esta norma: "leones y hienas: sus especies favoritas", "trajeron muestras de musgo y hiedra", etc.).
  • El nexo "o", por su parte, toma la forma de "u" siempre que le siga el sonido vocálico /o/, representada siempre por la letra <o->. Por ejemplo, "tráeme siete u ocho" (también aunque se hubieran representado con cifras: "7 u 8"), "¿cómo lo prefieres, claro u oscuro?"... En este caso no existen excepciones.

[4.7.2] La conjunción “o” no se tilda nunca, incluso entre números

Hasta la reforma ortográfica del año 2010 era habitual acentuar el nexo "o" cuando aparecía entre dos cifras: así, hasta esa fecha se podía leer "2 ó 3", por ejemplo. Sin embargo, la RAE ha eliminado esa acentuación, aunque todavía resulta frecuente encontrarla escrita por personas que desconocen la nueva norma. Nada parece justificar su empleo: el nexo "o" tiene un valor átono, no tónico (por lo que no cabe considerarla una tilde diacrítica) y, además, no parece posible confundirlo con una cifra, ni siquiera si manuscribimos con claridad (si escribimos "2 o 3", en que claramente el nexo "o" presenta un tamaño inferior que los números y existen dos espacios que lo separan de ellos, ¿puede haber quien crea que se ha escrito "203"?; no parece probable...). Por tanto, abandona esta práctica: no solo ya no es necesaria, sino que, además, pronto hará que quien la ponga en práctica huela a naftalina. 

[4.7.3] Empleo redundante con preguntas de “que si” (ej.: “preguntó que si...”)

En el habla oral no es infrecuente escuchar frases como "me preguntó que si quería acudir" si a la persona que habla otra le ha propuesto tal cosa: "¿quieres acudir?" sería la pregunta original. El nexo "si" por sí solo ya sería suficiente para introducir esta pregunta indirecta (indirecta porque no está encerrada entre signos de interrogación: aparece reproducida detrás del verbo introductorio "me preguntó"), de manera que la combinación "que si" resulta, además de redundante, pobre e inadecuada: lo correcto, pues, sería "me preguntó si quería acudir" (solo con "si" y nada más que "si").

Esto se debe a que el nexo "si" presenta dos valores: (1) reproduce de forma relativamente literal lo que ha dicho otra persona distinta de la que habla después del verbo introductorio que esta haya utilizado, "preguntó" en este caso (el mismo valor que tiene "que" en "me dijo que acudiría", por ejemplo) y (2) indica que lo que dijo esa persona distinta de la que habla era una pregunta. Así, si tiene el mismo valor que el nexo "que", el valor que hemos explicado en (1), ¡no es necesario combinar ambos nexos! Si alguien me pregunta "¿has comido ya?", yo reproduciré sus palabras indicando que "me preguntó si había comido ya"; no diré, para no resultar pobre y redundante, "me preguntó que si había comido ya". 

Lo expuesto también es aplicable si la persona distinta de la que habla plantea una pregunta encabezada por una partícula interrogativa (qué, quién, cómo, cuándo, dónde, etc.). Si la pregunta anterior hubiese sido "¿qué has comido?", la forma en que la habría reproducido habría sido "me preguntó qué había comido", nunca "me preguntó que qué había comido", pues esta expresión también posee aquí ese valor pobre y redundante del que venimos hablando.